La Muerte

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La Muerte

Esotéricamente, La Muerte, es la desintegración de los defectos que llevamos en nuestro interior.

Todo ser humano lleva dentro de sí una Chispa Divina que se llama Alma, Budhata o Esencia, esa chispa divina es la que nos impulsa y nos da fuerza para emprender un trabajo espiritual.

Esa esencia o Alma está atrapada en todas nuestras maldades, defectos o yoes psicológicos que esotéricamente se le dice «Ego»; que son los que no la dejan manifestar con libertad porque son los que cogen la vocería y el mando de la persona.

Ya con el trabajo de la desintegración de los defectos, nuestra Esencia va creciendo, se va fortaleciendo, va manifestándose con más claridad, con más fuerza. Se va convirtiendo en Alma.

La Muerte en Marcha
La Muerte del Ego

En este ejemplo:

Se ve un árbol  que está parado en sus raíces principales, ellas no lo alimentan sino únicamente lo sostienen contra los vientos y el peso del mismo para no caerse, no derrumbarse.

Y sus raíces pequeñísimas son las que se extienden por la superficie de la tierra, y van absorbiendo la savia para alimentarlo.

Asimismo es el Ego de nosotros o de la Humanidad. Las raíces gruesas que sostienen al árbol simbolizan los defectos capitales, como la lujuria, la venganza, la ira, el orgullo y otros más. Y las raíces pequeñas representan los detalles, aquellas manifestaciones diminutas que pertenecen a tal o cual defecto, que no creemos que son defectos pero que son la alimentación de él. El Ego se alimenta por todos esos detalles diminutos, que tenemos en gran cantidad.

La Muerte

Hay que empezar a autoobservarnos para ver los miles y miles de detalles negativos que tenemos, que son los que sostienen el tronco. Así le toca a todo el que quiera salvarse del desastre que viene, ponerse  a quitarle la alimentación a ese árbol, que son las raíces diminutas. Detalles negativos como los malos pensamientos, el odio, la envidia que siente uno contra otras personas, la ambición, cogerse monedas y cosas insignificantes, echar mentiras, decir palabras llenas de orgullo, la codicia; en fin, todas esas cosas que son negativas en el fondo, debe empezar uno a desintegrarlas seriamente.

Hay otra chispa divina dentro de nosotros que se llama Madre Divina, cuya misión es desintegrar nuestros defectos. Por diminuto que sea el detalle debemos pedirle a la MADRE DIVINA interna: «Madre elimínalo» . 

Se le pide de una forma natural, espontánea, como cuando un niño se dirige a su madre y le sale del corazón.

Esta técnica debe de aplicarse de instante en instante.

Ella lo hará así porque ésa es su misión, ayudarnos en esa forma para irnos liberando. Así no crece más el árbol sino se va desnutriendo, se va secando.

Lo que se enseña aquí, es para llevarlo a la práctica, a los hechos: donde vaya, esté trabajando o lo que esté haciendo, debe ponerle cuidado a la mente, al corazón y al sexo. Son los tres centros por donde se manifiesta todo defecto y cuando un elemento se está manifestando, sea por cualquiera de estos tres centros, en seguida viene la petición a la Madre Divina, para que ella proceda a desintegrarlo.

Con este trabajo que se ha señalado de la muerte del ego, se adquiere la Castidad Científica y se aprende a amar a la Humanidad. El que no trabaje con la muerte de los defectos no puede llegar jamás a la Castidad ni puede llegar nunca a sentir amor por los demás, porque no se ama a sí mismo.

La desintegración de los defectos y el desdoblamiento astral son ÚNICAS FÓRMULAS que hay para el rescate.

Temas de Interés:

La Autoobservación

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