Cristo es el ungido, el Fuego del Fuego, la Llama de la Llama, lo puro de lo puro. Cristo es la vida que palpita en el universo entero, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.
La palabra Cristo, vienen del latín Christus y este del griego antiguo Χριστός, Christós, traducción del término hebrero “Mesias” (מָשִׁיחַ, Māšîaḥ), que significa «ungido» en hebreo: Jesús de Nazaret es «Yeshua Ha’Mashiaj»
Tratar de descubrir la naturaleza de Cristo es tratar de descubrir la naturaleza de Dios, quien siempre se ha revelado bajo la apariencia ígnea, La zarza ardiente (Éxodo, III, 2) y el incendio del Sinaí (Éxodo, XIX, 18),San Juan (Apocalipsis, IV, 3,5) lo describe como la figura de un ser de Jaspe y Sardónico de color de llama, sentado en un Trono incandescente y fulgurante y San Pablo en su “Epístola a los Hebreos” lo escribe como «Nuestro Dios es un Fuego Devorador”.
La figura del Cristo, El Ungido, El hijo de Dios, no es solamente una figura del Cristianismo, sino que ha existido a lo largo de la historia de la humanidad en todas las grandes civilizaciones.
Los aztecas lo llamarón: Quezatcoalt y Huitlopochtli, los Griegos: Hermes Trimegisto y Dionisio, los Incas: Inti, los Egipcios: Horus, el Budismo: Siddhartha Gautama, Los Indu: Krishna, los Cristianos: Jesús de Nazaret, los Germanos: Frey y el Gnosticismo: Samael Aun Weor, etc.
Desde los orígenes de la humanidad, La Navidad, en latín Nativitas “Nacimiento”, es la fiesta en la que se conmemora el nacimiento de Cristo y coincide con la celebración en todas las civilizaciones del Solsticio de Invierno “Nacimiento del Sol Invicto o Sol Naciente”.
Cada vez que se produce el declive de una civilización, cada que llega al borde de su autodestrucción tanto moral como de convivencia, es el mismo Dios que envía a su propio hijo a mostrarnos un nuevo camino de regeneración.
Todos los que han encarnado a Cristo desde el origen de la humanidad, han representado el mismo Drama públicamente, una persona que nace como hombre y que a través de un trabajo consciente se convierte en Dios.
Cristo ha venido al mundo, civilización tras civilización, adaptándose a las formas de cada cultura, para enseñarnos el camino que realmente conduce hasta Dios, recordemos las palabras de Jesús, “Solo se llega al Padre a través del Hijo”.
Camino que todos tenemos que hacer si realmente queremos llegar a Dios y requiere que todos mejoremos internamente, eliminado de nuestro interior todos nuestros defectos.
Para nosotros no sirve para nada que durante miles de años se haya celebrado el nacimiento de Cristo en Belén, si no nace también en nuestro corazón. Aunque hubiese muerto y resucitado al tercer día de entre los muertos, de nada sirve eso si no muere y resucita en nuestro interior.
Cuando Cristo nace en el corazón del hombre, nos transforma radicalmente y nace en realidad cuando hemos avanzado bastante en el “Trabajo Psicológico”. El Cristo íntimo debe eliminar de nuestra Naturaleza Psicológica, la raíz de nuestros defectos, los Yoes Causa.
El Cristo Intimo es nuestro Salvador interior profundo y debe de cristalizar en nuestro interior el Fuego Celestial. Para conseguirlo debe hacerse cargo de toda nuestra Psiquis; de todos nuestros procesos Mentales, Emocionales, Motores, Instintivos y Sexuales.
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